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la
Piel
La piel recubre todo nuestro cuerpo y a través de ella reflejamos
nuestra imagen a los demás.
Ella transmite nuestra edad y refleja nuestra salud.
La
piel sana es la primera barrera de defensa de nuestro organismo y como
tal está sometida a constantes agresiones que pueden llegar a desequilibrar
su estructura.
La
Piel Dañada La
piel se regenera constantemente por sí sola de forma natural. Pero
en muchas situaciones las constantes agresiones externas o desequilibrios
internos de nuestro organismo, hacen que ella por si sola no sea capaz
de mantener su salud.
Existe
diversidad de situaciones de piel dañada, como:
La
Piel Sensible o Agredida
La
Piel Sensible,
por su propia naturaleza, es delicada y resiste poco las agresiones
externas. Son pieles poco tolerantes, que muy fácilmente se irritan
o enrojecen, reaccionan de forma exagerada a la aplicación de muchos
productos, necesitando un cuidado especial.
La
Piel Agredida,
es una piel normal o sensible que ha sufrido una agresión externa como
el sol, el frío, el contacto con sustancias irritantes (jabones, detergentes,
lejías), pequeñas quemaduras o rozaduras, irritaciones post- afeitado
o por depilaciones. También puede estar agredida por tratamientos dermatológicos
(anti- acné, etc.) después de peelings, escoceduras, formación de llagas
en personas encamadas, zonas de piel que han permanecido enyesadas,
etc.
La
Piel Muy Seca
La
Piel Muy Seca,
tiene un aspecto mate, sin brillo, áspero, rugoso al tacto, con
descamación y pérdida de elasticidad. Generalmente es
debido a que la propia piel no es capaz de producir suficientes sustancias
protectoras que retengan el agua en su capa más externa, como
en el caso de la xerosis del adulto, en que la piel es extremadamente
seca, descamada e incluso está agrietada. Todo ello produce malestar,
tirantez, picores y enrojecimientos.
Otra
situación, cada vez más común y especialmente en
niños, es la dermatitis atópica, en que la capa córnea,
la capa más externa de la piel, está totalmente desestructurada,
siendo incapaz de retener el agua necesaria para que la piel esté
hidratada, suave y elástica.
Estas
pieles tienen un tacto rugoso, blanquecino, con escamas, generalmente
es la parte superior del dorso y brazos, y producen mucho picor.
Aguantan
mal el uso de jabones y según qué cremas; y el rascado continuo
favorece la aparición de lesiones e infecciones.
Fecha
última Inserción/Actualización: 17/04/2013
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