Forma
de Presentación de la Enfermedad Celíaca
La
forma más frecuente de presentación durante la niñez es la clásica: al
segundo o tercer año de edad el niño presenta anorexia, diarrea, vómitos,
enlentecimiento en la ganancia de peso y talla, así como alteraciones
del carácter (el niño se encuentra triste, malhumorado o irritable).
Con
la evolución aparece el denominado hábito celíaco, con abombamiento abdominal,
delgadez, hipotonía muscular y signos de carencias nutricionales.
En
algunos casos, dependiendo a veces de la edad de inclusión del gluten
en la alimentación, la sintomatología no es tan típica y se presentan
formas monosintomáticas en las que sólo aparecen los cambios de carácter
o anemia refractaria al tratamiento, dolor abdominal recidivante, estreñimiento
o simplemente retraso del crecimiento.
Se
han descrito también anomalías dentarias diversas; sobre todo la hipoplasia
del esmalte, que mejora al retirar el gluten de la dieta, reproduciéndose
al reintroducir de nuevo el gluten en la misma. Hasta tal punto puede
ser importante esta circunstancia que se ha preconizado posponer las pruebas
diagnosticas de provocación al gluten (ver diagnóstico) hasta que el niño
tenga más de siete años, cuando ya se han desarrollado las coronas dentarias.
En
los adolescentes, con intolerancia al gluten se puede observar cierto
retraso en la pubertad, aborto recurrente en las jóvenes, así como disminución
de la fertilidad.
Algunas
enfermedades se asocian estadísticamente con más frecuencia a la enfermedad
celiaca: dermatitis herpetiforme, cirrosis biliar primaria, enfermedades
tiroideas, diabetes melitus tipo 1, atopía, déficit selectivo de IgA,
mayor riesgo de linfosarcoma intestinal, colitis ulcerosa, vitíligo, trombopenia
autoinmune, vasculitis, glomeruionefritis IgA, alveolitis fibrosante y
síndrome de Down.
Una
lesión en la mucosa del intestino delgado proximal, con la consiguiente
disminución de su capacidad de absorción.
Diagnóstico
de la Celiaquía
Es
imprescindible una anamnesis detallada, complementada con una inspección
y exploración física cuidadosa para establecer el diagnóstico de sospecha.
Se debe sospechar una enfermedad celíaca en cualquier paciente joven con
diarrea crónica cuyas heces tengan aspecto graso, acompañado generalmente
de pérdida de peso, distensión abdominal, flatulencia y anemia.
En
los pacientes con escasa sintomatología resulta muy difícil este tipo
de presunción, por motivos obvios.
La
comprobación de la alteración de la mucosa intestinal puede realizarse
de manera indirecta mediante ciertas pruebas diagnósticas como con la
curva de la D-Xilosa, pruebas de tolerancia oral a la lactosa, cuantificación
de grasas no absorbidas en las heces, determinación de anticuerpos antigliadina,
antirreticulina o antiendosimio, estudios radiológicos, etcétera.
Sin
embargo, el diagnóstico de certeza requiere la realización de tres biopsias
del intestino proximal:
-
Primera biopsia en el momento del diagnóstico de presunción y antes
de iniciar una dieta exenta de gluten.
-
Segunda biopsia a los dos años de la instauración de una dieta sin
gluten.
-
Tercera biopsia yeyunal después de un período de sobrecarga con gluten
y después de haber comprobado la normalidad en la biopsia anterior
(prueba de provocación).