El problema de la Hepatitis C es muy parecido al de la Hepatitis B,
en cuanto a la historia natural, solo que más grave, y es más
grave porque la historia se da con más frecuencia en lo que se
refiere a llegar al carcinoma hepático.
La
Hepatitis C crónica, es la epidemia de fin de siglo
Hacia finales de la década pasada, el descubrimiento del virus
de la hepatitis C, fue el primer paso de una profunda revisión
de los conocimientos acerca de la hepatitis y permitió descubrir
una verdadera epidemia silenciosa. Hoy, la hepatitis C es la causa más
frecuente de enfermedad hepática crónica y de transplante
hepático, superando a la hepatitis B y a la infección
por la partícula coinfectante, el virus D.
La incidencia de hepatitis B, de la cual se reportan entre 125.000 y
130.000 casos nuevos, ha declinado a la mitad con el advenimiento de
las técnicas de tamizaje de donantes de sangre y los cambios
en los hábitos sexuales generados por el miedo al Sida y la infección
por el virus de inmunodeficiencia humana. De manera similar, las pruebas
de tamizaje han ocasionado una reducción en el número
de casos de hepatitis C, pero la cantidad de individuos potencialmente
infectantes sigue aumentando de modo alarmante.
Según estimativos recientes, casi 4 millones de estadounidenses
(1,8% de la población de ese país) están infectados
por el virus de la hepatitis C (HCV por la sigla inglesa Hepatitis C
Virus) y es la causa de 8.000 a 10.000 muertes por año; peor
aún, las proyecciones epidemiológicas indican que en cuestión
de veinte años, como máximo, el número de muertes
en todo el mundo, debidas a la infección por el virus de la hepatitis
C, será muy similar al que hoy ocasiona el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH). Desde la perspectiva del gasto en salud, los cálculos
muestran que sólo en Estados Unidos, el año anterior se
invirtieron más de 600 millones de dólares en la evaluación
y manejo de los individuos afectados.
Cuando
una persona se infecta con e virus de la hepatitis C, su cuerpo comienza
a producir anticuerpos para destruirlo. Pero la mayoría de veces
los anticuerpos no logran identificar adecuadamente al virus y la infección
permanece durante largo tiempo. Muchas personas infectadas con este
virus no se dan cuenta debido a que no experimentan síntomas,
ya que pueden transcurrir unos 13 años de media hasta que los
síntomas se manifiestan.
El
periodo de incubación de la Hepatitis C es de 5 a 12 semanas.
En esta fase, las concentraciones de virus en plasma/sangre se elevan
notablemente hasta que el sistema inmunitario empieza a elaborar una
respuesta. En la gran mayoría de los casos no se observa ningún
síntoma o símplemente los síntomas de una gripe
con mucha fatiga, náuseas y dolor abdominal.
Para
complicar todavía más las cosas, la detección y
seguimiento de los casos de hepatitis C es difícil debido a la
falta de marcadores clínicos o de laboratorio confiables, siendo
así que hasta en 80% de los enfermos, los títulos de anticuerpos
anti HCV se hacen positivos al cabo de seis a doce meses. El cuadro
clínico, por otra parte, no es específico y apenas 30%
de los pacientes cursa con ictericia. De otra parte, pese a la elevada
frecuencia de hepatitis crónica (alrededor de 75%), los niveles
séricos de aminotransferasas oscilan entre cifras francamente
altas y valores por demás normales, de modo que la única
manera confiable de detectar la hepatitis crónica por virus C
es la biopsia hepática en los individuos con viremia positiva
(identificación del ARN del virus en sangre).