La prevención
de la enfermedad se está orientando a conseguir un diagnóstico
precoz de la misma para así poder frenar lo antes posible su desarrollo,
aplicando una adecuada rehabilitación en sus fases iniciales. Esta
rehabilitación tiene como objetivos mantener la atención,
mantener la movilidad e independencia, mantener la comunicación,
crear automatismos y la integración en el medio. Con ello podremos
mejorar la memoria, orientación y estado de alerta.
En
la actualidad no existen unas medidas generales que, por una parte, traten
los síntomas del paciente mediante medicamentos que alivien los
problemas que vayan surgiendo y, por otra, apoyen a los familiares que
conviven con estos pacientes ya que la evolución de la enfermedad
en la mayoría de los casos es muy larga y dura de soportar para
el entorno.
Es
fundamental la adaptación de la familia a los cambios funcionales
del paciente ya que, además del impacto emocional, una grave y
sobre todo larga enfermedad trastorna y cambia la vida del resto de las
personas que viven son el enfermo. Uno de los aspectos más difíciles
de manejar en el cuidado de un familiar con Alzehimer es el aceptar que
el ser que conocíamos y amábamos "se ha ido",
siendo remplazado por el mero reflejo de un ser con una enfermedad cerebral
degenerativa y progresiva. La familia tendrá que estar pendiente
del aseo personal del paciente así como de que vista adecuadamente,
pero siempre de forma relajada, sin crearle tensión o agobio.
Se
debe instruir a la familia para que sean capaces de mantener un ambiente
rutinario para el paciente, de forma que lo que va a suceder sea lo más
predecible posible. Estos pacientes tienen especial dificultad para adaptarse
a los cambios del medio ambiente.
Así
es conveniente que las comidas, la hora de acostarse, el aseo personal,
el paseo ...tengan horario fijo, cualquier cambio llenará al paciente
de angustia y producirá en él una respuesta desmesurada.
En
ocasiones puede ser conveniente promover un "centro de orientación"
en el propio domicilio dónde instalar reloj, calendario, fotos
familiares... No es extraño que éstos paciente cambien de
domicilio tres ó cuatro veces al año, lo cual suele tener
consecuencias muy negativas en el paciente.
Asi
mismo la familia debe alejar al paciente de lugares o actividades potencialmente
peligrosas (manejo de gas, fuego, electricidad, automoviles...)
En
general es de sentido común tener especial vigilancia en éstos
paciente cuyas facultades mentales disminuidas les condicionan dependencia
de otra persona.
