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Urgencias en Pequeños Animales volver

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© Eutropio García Xarrié (Dpto. Veterinaria, Acofar).

Son muchas las ocasiones en las que un perro o un gato precisan de unos tratamientos de urgencia en la propia casa del dueño y en muchas de estas ocasiones el tiempo es un factor muy importante a tener en cuenta. Así, de la capacidad de observación del dueño y de su destreza a la hora de tomar decisiones y modo de actuación va a depender en la mayoría de estas veces el hecho de que, por ejemplo, una intoxicación por raticidas implique una consecuencia u otra. Ante todo esto no hay que olvidar que siempre serán medidas de urgencia y que no debemos pasar por alto que será el veterinario el que finalmente debe ver a nuestra mascota para asegurar así que todo se ha hecho de forma correcta y prescribir un tratamiento acorde con el estado del animal.

Inducción del Vómito

Es muy frecuente que los perros y gatos ingieran productos que pueden ser tóxicos y muy peligrosos. Muchas veces es posible evitar algunos riesgos haciendo vomitar a nuestra mascota.

Este procedimiento sólo debería hacerse bajo consejo veterinario por que a veces inducir el vómito no es aconsejable por la naturaleza del tóxico ingerido. De esta forma, la sustancia ingerida, tiempo desde que se ingirió, cantidad ingerida y, sobre todo, la salud de nuestra mascota son parámetros que se deben considerar prioritarios a la hora de inducir el vómito.

Entre las sustancias más usadas a la hora de inducir el vómito figura el agua oxigenada, el agua salada y el sirope de ipecacuana.

El agua oxigenada se suele utilizar diluida al 3% y es una medida bastante efectiva como emético. La dosis apropiada de agua oxigenada es de una cucharada (equivalente a unos 5 ml) por 5 Kg de peso. Una vez que se la demos al perro, es recomendable darle un pequeño paseo, incluso un pequeño masaje en la zona abdominal para favorecer que el agua oxigenada se mezcle bien con el contenido del estómago. El vómito debe ocurrir en 15-20 minutos. Si no ocurriera, se puede repetir la operación y si tampoco ocurriera en este caso se recomienda que se lleve a un veterinario para que éste recurra a un emético más fuerte.
Una vez que hemos dado el agua oxigenada, es muy importante observar al perro porque al vomitar puede volver a ingerir la sustancia tóxica. Si hay sospechas de intoxicación, se puede recoger una muestra del vómito para proceder a su análisis.

Otro emético utilizado es el sirope de ipecacuana, sobre todo en niños. Es bastante tóxico y peligroso para los perros por lo que solo es aconsejable su uso bajo prescripción veterinaria.

La otra alternativa es usar agua de mar o agua salada, aunque no es efectiva al 100%.

Intoxicaciones

Una de las intoxicaciones más frecuentes en nuestros animales de compañía es la intoxicación por raticidas debido a que estos productos son muy abundantes en nuestro entorno.

Los raticidas comprenden sustancias de diferentes grupos como: anticoagulantes (warfarina, fumarina, clorofacinona, difacinona, pindona, bromadiona, brodaficum); brometalina, colecalciferol, estricnina o fosfato de zinc.

Según el tipo de raticida ingerido, la gravedad del proceso es mayor o menor. El animal puede presentar desórdenes en la coagulación, problemas neurológicos, problemas gastrointestinales o infarto de riñón. En algunos casos resulta fatal y acaba con la muerte del animal.

Así, es fundamental observar al animal y buscar síntomas guías que nos ayuden a actuar con la mayor rapidez posible, como son: depresión, letargia, pérdida de apetito, vómitos, diarrea, incoordinación motora, dificultad respiratoria, excitación a la luz, tacto o al ruido, incremento de las micciones o deyecciones y coma.

El tratamiento a tiempo es vital en estos casos. Una vez en el veterinario, éste hará al perro un test de diagnóstico, que debe incluir:

  • Análisis completo de sangre.
  • Estudio bioquímico del suero.
  • Análisis de orina.
  • Examen del contenido gástrico.
  • Recuento de plaquetas.
  • Tiempo de coagulación.
  • Reticulocitos.

La terapia del envenenamiento por raticidas varía en función del tipo de raticida ingerido, la cantidad ingerida y el tiempo transcurrido desde la ingestión.

Entre los tratamientos que podríamos hacer figuran:

  • Si la ingestión fue reciente, provocar el vómito.
  • Lavado de estomago.
  • Fluidos vía intravenosa.
  • Sustancias anticonvulsionantes.
  • Relajantes musculares.
  • Sustancias para tratar el infarto de riñón como la dopamina y furosemida.
  • Sustancias para reducir la frecuencia respiratoria como el manitol y esteroides.
  • Vitamina k.
  • Atropina (frente a la intoxicación por organofosforados a razón de 1-2 mg intramuscular o intravenoso repetido cada 20-30 minutos hasta la desaparición de la cinosis propia de este tipo de intoxicación.)

No obstante, puede ocurrir que observemos alguno de los síntomas anteriores y no se deba a una intoxicación, sino a una enfermedad concreta como la hemofilia, anemia hemolítica, enfermedades del hígado, por lo que ante la menor duda no debemos dejar de acudir al veterinario para actuar de la forma más adecuada y más rápida.

Fecha última Inserción/Actualización: 17/04/2013

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