La primera consideración
que cabe realizar acerca del vértigo es que, en sí mismo
no es una enfermedad, sino un síntoma: cuando algo falla en el
sentido del equilibrio, el cuerpo lanza un aviso en forma de crisis de
vértigo. Normalmente, los síntomas son pasajeros y no revisan
demasiada importancia, aunque las dificultades de locomoción que
sufre la persona afectada y la aparatosidad de sus efectos causan un fuerte
impacto entre la población que la padece.
El
Vértigo
El
vértigo puede definirse como una sensación alucinatoria
de movimiento caracterizada por una impresión de balanceo y de
movimiento rotatorio y/o desplazamiento del propio cuerpo o de la base
de sustentación que, obviamente, es totalmente irreal. Su duración
puede oscilar entre unos segundos y varias horas e incluso, en casos excepcionales
varios días.
El
concepto de vértigo como síntoma debe diferenciarse del
mareo y vahído. El mareo s un síntoma difícil de
referir, a menudo se describe como una sensación de inestabilidad,
de cabeza floja, y de visión borrosa. El vahído o desmayo
se debe, en cambio, a una alteración momentánea de la circulación
sanguínea que comporta una caída puntual de la presión
arterial.
El Equilibrio
El
equilibrio es una de las características propias del género
humano. El equilibrio en posición erguida, tanto estático
(inmóvil) como dinámico (durante la realización de
movimiento) se consigue gracias a la acción coordinada, simultánea
y congruente de tres sistemas:
*
El vestibular:
localizada en el oído interno.
*
Visual:
monitoriza la posición del horizonte visual, así como la
dirección del movimiento.
*
Propioceptivo:
sensibilidad profunda ósea, muscular y articular, que permite obtener
información sobre qué parte del cuerpo se encuentra tocando
la superficie, cual se está moviendo etc.
Los
tres sistemas, de forma simultanea, envían constantemente información
útil pata mantener al individuo estable. Es en esta zona, concretamente
en el centro del equilibrio (situado en el tronco cerebral, a la altura
de la nuca) donde se compara la información recibida con la de
los otros sistemas y con la de los patrones de equilibrio que la persona
ha adquirido a lo largo de su vida.